jueves, 15 de noviembre de 2012

La Bolsa, ese mercadillo financiero


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El mercado de valores, más conocido como La Bolsa, es exactamente igual que ese mercadillo de barrio que montan un par de veces por semana.

Como en todo mercadillo puedes encontrar auténticas gangas pero en dónde también te pueden dar gato por liebre. Si no vas mucho por allí seguramente seas de los segundos, en cambio a las abuelas es difícil que las engañen porque gracias a su experiencia suelen conocerse qué puestos son de fiar y cuales no.

En la Bolsa ocurre lo mismo, pero en vez de puestos o tenderetes tenemos valores (empresas).



Como en todo mercadillo, la bolsa se rige por la ley de la oferta y la demanda: cuando hay mucha demanda de un valor el precio sube y viceversa.

El hombre es un ser racional, pero tiene sus pájaras y de vez en cuando se le va la olla. Por ese motivo los precios de los valores a veces se disparan hacia arriba o caen en picado hacia abajo, a veces incluso con varios vaivenes en un mismo día.

A la Bolsa no hay que ir a querer buscar grandes pelotazos buscando valores que se disparen en pocos días porque seguramente lo que acabes encontrando sean chicharros que te den más disgustos que alegrías.



A la Bolsa hay que ir con la intención de invertir en una empresa, en un negocio. Del mismo modo que ahora no montarías un videoclub en tu barrio tampoco deberías comprar muchos de los valores que cotizan actualmente en la bolsa porque tienen menos futuro que ese videoclub.

En próximos posts profundizaremos en los aspectos clave de la bolsa: perfil del inversor, plazo de inversión, valores en los que invertir, tipos de productos relacionados…

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El mercado de valores, más conocido como La Bolsa, es exactamente igual que ese mercadillo de barrio que montan un par de veces por semana.

Como en todo mercadillo puedes encontrar auténticas gangas pero en dónde también te pueden dar gato por liebre. Si no vas mucho por allí seguramente seas de los segundos, en cambio a las abuelas es difícil que las engañen porque gracias a su experiencia suelen conocerse qué puestos son de fiar y cuales no.

En la Bolsa ocurre lo mismo, pero en vez de puestos o tenderetes tenemos valores (empresas).



Como en todo mercadillo, la bolsa se rige por la ley de la oferta y la demanda: cuando hay mucha demanda de un valor el precio sube y viceversa.

El hombre es un ser racional, pero tiene sus pájaras y de vez en cuando se le va la olla. Por ese motivo los precios de los valores a veces se disparan hacia arriba o caen en picado hacia abajo, a veces incluso con varios vaivenes en un mismo día.

A la Bolsa no hay que ir a querer buscar grandes pelotazos buscando valores que se disparen en pocos días porque seguramente lo que acabes encontrando sean chicharros que te den más disgustos que alegrías.



A la Bolsa hay que ir con la intención de invertir en una empresa, en un negocio. Del mismo modo que ahora no montarías un videoclub en tu barrio tampoco deberías comprar muchos de los valores que cotizan actualmente en la bolsa porque tienen menos futuro que ese videoclub.

En próximos posts profundizaremos en los aspectos clave de la bolsa: perfil del inversor, plazo de inversión, valores en los que invertir, tipos de productos relacionados…

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